UN ALMA BLANCA Y MIL GOLONDRINAS


La lluvia le trajo un recuerdo y dos promesas, para que él pudiera soñar de nuevo; y a ella, la lluvia le regaló la sabiduría de la nostalgia. Y mientras ella observaba por la ventana, y comprendía que la vida es un gran regalo, él sin saber la esperaba. Y en el silencio de la noche, finalmente sucedió, la primavera le trajo el más bello regalo de su vida: ella, junto con su alma blanca y mil golondrinas. Y sin saberlo, la luna le había regalado a ella su tenue brillo, abrasándola con calma y protección. Y de sus blancas colmenas, él recibió la miel de la esperanza. Y cada vez que se veían, recordaban que aun después de los atardeceres, ellos siempre podrían contar el uno con el otro; y agradecían a los amaneceres por los nuevos días en los que sabrían que siempre sería así. Y al final el sol, conmovido con ellos, les trajo cien mil nuevos amaneceres para que siguieran escribiendo su historia.

—Tony E. A.

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