MUJER AVISPA


El mundo la conocía de una manera. Y después de afinar sus deseos de placer con mi piel, descifré su verdadera naturaleza; en su pecho palpitaba un nido de perversión. Y aunque todos juraban que ella era una mujer dulce que desprendía mariposas, yo sabía con exactitud que ella desprendía avispas que propagaban el veneno de su amor. Y sabía que no existía antídoto para su veneno.

—Tony E. A.

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