CÓMO NO SABER


Cómo no saber qué es la inspiración cuando miro a tu cuerpo vestido sólo de luz; y quizá sean tus seductores senos los que evocan mi nombre y me hacen despertar agitado en medio de la noche, los que me roban el aliento y le murmuran a mi ser que debo escribirle caricias a tu piel. O quizá sea tu tentadora entrepierna la que enciende mi alma y me hace abrazarte en palabras. Y perdón si te pervierto. Pero, cuando estamos juntos, el pecado emerge de nuestros cuerpos. Y nuestra piel canta con voz de primavera y fuego, soñándonos en besos.

—Tony E. A.

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