Hay amistades tan profundas que se mantienen vivas sin importar cuánto tiempo haya pasado, cuánta distancia se haya creado, o cuánto silencio se haya desaprovechado; conexiones que son perfectamente capaces de sobrevivir al tiempo y al espacio. Hay amistades que se pueden quedar pausadas hasta medio año, o incluso más, y cuando decidimos reconectarnos con esa amistad, todo sigue igual, sin reclamos ni resentimientos. Hay amistades que nunca mueren, y debemos agradecerles a quienes hacen posible tan increíbles conexiones, porque esas amistades son pequeños detalles que nos regala la vida para recordarnos que la felicidad está en el aire.
— Tony E. A.
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