NO ATES TUS RAÍCES AL PASADO


Ella solía marchitarse cada vez que miraba al pasado. Y cuando el último de sus pétalos estuvo a punto de caer, ella pudo abrir sus ojos y darse cuenta de que, aunque las heridas eran culpa de las personas, el proceso de sanación era totalmente su responsabilidad. Poco a poco, fue comprendiendo que no sería capaz de florecer de nuevo si sus raíces seguían atadas al pasado. Y cuando finalmente se dio cuenta de que la única persona que podía darle vida a su sonrisa era ella misma, se amó tan fuerte como nunca nadie lo hizo, hasta que se convirtió en la primavera que siempre ha merecido ser.

— Tony E. A.

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