NO SÉ QUÉ SUCEDIÓ


No sé qué sucedió, pero quiero agradecerte, porque cuando menos lo esperaba, llegaste tú y me hiciste existir de nuevo. Me convertiste en vida una vez más. La forma en que me tocaste, la forma en que me sostuviste, la forma en que me hiciste flotar fue tan precisa, que inmediatamente te convertiste en un recordatorio de todo lo bueno de la vida. Tus manos encajaron tan perfectamente con las mías, que inmediatamente comprendí que tus brazos serían perfectos para amarme y abrazarme. No sé qué sucedió, pero sé que eres eso que nunca había sentido, y siempre había querido sentir.

— Tony E. A.

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