CAPERUCITA ROJA Y EL LOBO


Desde el otro lado del bosque, su carne siempre había llamado a mis garras. Y aunque el mundo no nos quería juntos, nosotros nos buscábamos cada noche. Ambos amábamos la violencia con la que la luna nos rompía la rutina. Juntos éramos un amor imposible siendo posible. Yo era la razón por la que ella se vestía de rojo, y ella era la razón por la que me volví inmune a las balas de plata. Y aunque era yo quien al principio buscaba comerla, fue ella quien terminó por devorarme la vida.

— Tony E. A.

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