LA BELLA DURMIENTE


Ella no necesitó el beso de un príncipe azul para abrir sus ojos y darse cuenta de su realidad. Entendió que como ella había muy pocas, pues era una mujer que vivía sus sueños despierta. Y todos lo sabían, era ella quien con un beso dejaba soñando a cualquier príncipe.

— Tony E. A.

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