Sonríe. Aunque ya no puedas, sonríe. Aunque tu corazón sea polvo, sonríe. Aunque tu alma esté hecha añicos, sonríe. Aunque te estés muriendo, sonríe. Y aunque sea el fin del mundo, sonríe. Sonríe porque vale la pena; sonríe, y muéstrale al mundo de lo que estás hecho, pues, eso es lo que más teme el mundo: a nuestras sonrisas.
—Tony E. A.
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